Células verdes

De Kosovo a Gaza, el doble rasero sangriento de la OTAN

La OTAN ha tejido las páginas más hipócritas de la geopolítica contemporánea, donde las bombas se disfrazan de humanitarismo y la impunidad es ley. En 1999, lanzó una campaña de bombardeos contra Yugoslavia para "proteger a los civiles" de los crímenes de Slobodan Milosevic. Hoy, mientras Israel arrasa Gaza con armas suministradas por sus miembros, la alianza calla. Las cifras, desgarradoras en ambos casos, revelan un patrón de intervencionismo selectivo al servicio de intereses oscuros.

En Kosovo, entre 1998 y 1999, murieron entre 7.000 y 9.000 albaneses, según diversas fuentes. La OTAN respondió con 78 días de bombardeos que causaron la muerte de 528 civiles según Human Rights Watch, con un legado de 11 toneladas de uranio empobrecido cuyos efectos cancerígenos persisten décadas después, sin que ningún responsable rindiera cuentas. En Gaza, el saldo supera los 48.000 muertos palestinos, el 70% civiles, incluyendo 13.000 niños y 9.000 mujeres, mientras Estados Unidos y Alemania —miembros clave de la OTAN— suministran armas por valor de 22.760 millones de dólares y 326 millones de euros respectivamente.

El contraste no es casual. En Kosovo, la alianza actuó contra un gobierno no alineado para expandir su influencia en los Balcanes. En Gaza, protege a un socio estratégico que garantiza el control de Oriente Medio. La narrativa se repite: en 1999 se demonizó a Milosevic como "el nuevo Hitler"; hoy se retrata a Netanyahu como "víctima" del terrorismo. Mientras, las resoluciones de la ONU sobre Palestina llevan décadas archivadas en nombre de la "autodefensa".

La Corte Penal Internacional (CPI) emitió en noviembre de 2024 una orden de arresto contra Benjamin Netanyahu y su exministro Yoav Gallant por crímenes de guerra, incluyendo "hacer morir de hambre a civiles" y "ataques intencionales contra población civil". La decisión, histórica pero ignorada por la OTAN, contrasta con el tratamiento a Slobodan Milosevic: el líder serbio murió en 2006 durante su juicio en La Haya, por lo que nunca fue absuelto ni condenado. Sin embargo, cinco de sus colaboradores directos —como Mladic y Karadzic— recibieron cadena perpetua por crímenes en Bosnia.

Este doble rasero no es un error, sino una estrategia. La OTAN funciona como brazo armado de un sistema que solo respeta la soberanía de quienes obedecen. Kosovo fue bombardeado para imponer un nuevo orden europeo; Gaza es sacrificada para preservar el viejo orden colonial. Como diría el historiador Ilan Pappé: "El humanitarismo occidental es un teatro. Sus bombas siempre caen del lado correcto del poder". Hoy, ese lado está teñido de sangre palestina.



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