El cribado del cáncer de mama no salva vidas y produce sufrimiento inncesario

El Ministerio de Sanidad define los cribados como “aquellas actividades orientadas a la detección precoz de la enfermedad con el fin de conseguir un diagnóstico y tratamiento precoz”. Pero un diagnóstico y un tratamiento precoz no tiene sentido si no es útil para salvar vidas.
Los cribados, según el Ministerio, se ofrecen activamente al conjunto de la población susceptible de padecer la enfermedad, aunque las personas no tengan síntomas ni hayan demandado ayuda médica. Es delirante y surrealista que se destinen recursos para ofrecer servicios médicos no demandados a la población, mientras que los servicios realmente demandados y necesarios tienen listas de espera intolerables. En la actualidad, el tiempo medio de espera para una intervención quirúrgica se situó en 121 días. Además, el porcentaje de pacientes con una espera superior a 6 meses alcanza ya 20,5%.
De hecho, se podría dar la paradoja de que te ofrezcan un cribado no solicitado y te detecten una enfermedad que requiera una intervención, y que el mismo sistema de salud que tiene recursos para explorarte preventivamente, no los tenga para abordar la intervención sanitaria que proceda en función del diagnóstico, para restablecer la salud, con la celeridad requerida.
Pero lo más esperpéntico es que, a la vista de los estudios existentes sobre la utilidad de los cribados y demás actividades de carácter preventivo, podemos concluir que son totalmente inútiles y contraproducentes, pues no solo no salvan ni alargan la vida, sino que propician un viacrucis de sufrimiento innecesario y de forma anticipada, al que no se ven sometidas las personas que no participan en dichos cribados.
Y el mejor exponente de esto, es el cribado del cáncer de mama. Según el médico e investigador Juan Gérvas, de Equipo CESCA, una asociación científica sin ánimo de lucro, las mamografías no disminuyen la mortalidad general ni alarga la vida de las mujeres; no existiendo diferencia de mortalidad entre 1000 mujeres con o sin mamografías (mamografía cada 2 años, durante 10 años, a mujeres de 50 a 69 años). Tampoco son de utilidad para disminuir la mortalidad general por todo tipo de cáncer entre 1000 mujeres con o sin mamografías. En ambos grupos mueren unas 21 mujeres por cáncer.
En el caso de la mortalidad por cáncer de mama, la mortalidad sí se reduce. Entre 1.000 mujeres con mamografías hay 1 mujer que no muere de cáncer de mama (pasa de 5 a 4). Sin embargo, la mayoría (62%) de las mujeres cree que la mamografía disminuye a la mitad la mortalidad por cáncer de mama.
Según estos datos, se podría concluir que la mamografía disminuye un 20% la mortalidad por cáncer de mama, pero es solo una forma engañosa de presentar los resultados, pues se refiere al riesgo relativo. Pero ese 20% es solo una disminución del 0,5% al 0,4%. Es como si en unas rebajas el precio de un objeto pasara de 0,5 a 0,4 euros y lo anunciaran como “¡Compre! ¡Barato! ¡Rebaja del 20%!”.
Además, la disminución del 20% de la mortalidad por cáncer de mama se da también en los países antes de introducir el cribado con mamografía, como se ha demostrado en Bélgica (Flandes), Holanda, Noruega, Reino Unido (Irlanda del Norte), República de Irlanda y Suecia. Tal disminución se debe a las mejoras en el tratamiento y seguimiento del cáncer de mama, no al cribado con mamografía.
A la vista de estos datos, el Consejo Médico de Suiza recomendó en 2013 el abandono de la mamografía pues, a) no tiene impacto en la mortalidad general; b) no disminuye la mortalidad por cáncer en general; c) la disminución de la mortalidad por cáncer de mama es muy pequeña, del 0,1% (pasa de 0,5% a 0,4%) y d) se producen graves daños (por 1 muerte evitada por cáncer mama hay 10 mujeres tratadas sin necesidad por cáncer de mama).
En España la asociación de médicos independientes de la industria (NoGracias) pidió en 2014 una moratoria para la mamografía, por sus daños. No sería el primer abandono de un método de cribado. Por ejemplo, se abandonó el diagnóstico precoz mediante cribado del neuroblastoma (un cáncer muy agresivo en bebés y niños) en Alemania, Austria, Canadá y Japón porque sus beneficios no compensaban sus daños. Hay sólo un país en el mundo, Uruguay, en que la mamografía es obligatoria para poder trabajar (sectores público y privado) y/o recibir subsidios y ayudas públicas. Se explica, probablemente, por los intereses de quien siendo oncólogo en práctica privada (con una clínica dedicada a la oncología y a la mamografía en Montevideo) fue presidente de la nación.
En 1995 se publicó una revisión en la revista médica The Lancet sobre la mamografía de cribado que concluía diciendo: "Ya que los beneficios son marginales, los daños sustanciales y el coste enorme, no hay justificación para la financiación pública de las mamografías a ningún grupo de edad".
Según Juan Gérvas, cada año se diagnostican miles y miles de nuevos casos de cáncer de mama, pero eso no repercute proporcionalmente en una menor mortalidad. Es una "fiebre diagnóstica" de cánceres de mama, por la mamografía de cribado. Cada vez hay más mujeres tratadas por cáncer de mama diagnosticado en el proceso de la mamografía de cribado, pero en muchas mujeres ese cáncer nunca hubiera dado problemas. Hay una "epidemia falsa de cánceres de mama" que es una epidemia macabra, pues miles de mujeres pasan en falso a ser "sobrevivientes al cáncer de mama" (un verdadero ejército en número, hasta más de un millón trescientas mil mujeres en Estados Unidos a lo largo de 30 años).
Cuantas más mamografías se hacen, más cánceres se diagnostican. Así sucede, por ejemplo, en el lugar del mundo con más cánceres de mama, Montevideo (Uruguay) [más de 100 por 100.000 mujeres, a la par de algunos lugares de Estados Unidos, como Connecticut, Massachusets y el Distrito de Columbia].
Además, la "epidemia falsa de cánceres de mama" se retroalimenta, pues aumenta en falso el "riesgo familiar de cáncer de mama". Cuantos más familiares tenga una mujer con cáncer de mama, mayor es su "riesgo" teórico de tener cáncer de mama. La "fiebre diagnóstica" de cáncer de mama con la mamografía no repercute sólo en la propia mujer, víctima del exceso diagnóstico, sino también en el "estigma estadístico" de sus familiares actuales y futuros.
Por otro lado, aunque se afirma la mamografía mejora la supervivencia a los 5 años, usar este criterio en cánceres diagnosticados mediante cribado es señal de analfabetismo estadístico. La supervivencia a los 5 años del cáncer de mama diagnosticado a través de la mamografía de cribado no repercute en la mortalidad pues es un "artificio estadístico" que se debe a que muchos cánceres son extirpados sin necesidad (son cánceres de crecimiento lento que nunca hubieran matado a la mujer). Hay más supervivencia a los 5 años, pero casi la misma mortalidad al cabo.
Para obtener más información y consultar todas las fuentes usadas en este artículo, puede consultar el documento “Mamografías y cáncer de mama. Información imprescindible”, elaborado por Juan Gérvas, de Equipo CESCA, en el siguiente enlace: https://tinyurl.com/yr7cwa83
