Células verdes

Todos los negacionistas no somos cretinos

Los que somos calificados de forma despectiva por algunos como negacionistas del cambio climático, básicamente lo que negamos son dos cosas. La primera es referente a los eventos climáticos extremos que se dan de forma periódica a lo largo y ancho del planeta. La evidencia científica y estadística prueba que forman parte de los diversos ciclos que han existido a lo largo de la historia de la humanidad. Por tanto, negamos que supongan un nuevo hito nunca visto con anterioridad.

La segunda, que aún en el caso de que la frecuencia e intensidad de dichos eventos climáticos esté aumentando, no está probado que su origen sea antropogénico y, por tanto, la actividad humana no sería un elemento determinante, por encima de otras variables, al que responsabilizar de dichos fenómenos climáticos.

Pero lo que no negamos, en ningún caso, es que los fenómenos climáticos extremos existen y que su capacidad de destrucción y devastación es terrible. Por tanto, tenemos que confiar en las agencias que tienen entre sus cometidos detectar con antelación la llegada de estos fenómenos extremos para que se pueda alertar a la población con tiempo suficiente, para intentar minimizar los daños, sobre todo los humanos.

Esta reflexión es importante porque, los que cuestionamos que el clima esté presentando elementos nuevos fuera de los ciclos habituales, y que su origen sea antropogénico, para nada queremos que nos confundan y mezclen con la pandilla de cretinos y patanes que, desde determinados partidos de derecha y extrema derecha, intentan ignorar, desoír y boicotear absolutamente todo lo que proceda de las agencias y administraciones que ellos consideran que están al servicio de quienes intentan imponer una narrativa que sostenga que sí hay fenómenos meteorológicos nunca vistos y que su origen es humano.

Es cierto que la AEMET, en su vertiente más política y menos técnica, realiza todo tipo de trucos y artimañas para apoyar la narrativa de los que afirman que el clima presenta fenómenos inéditos y de origen humano. Y en las hemerotecas encontramos muchas pruebas de esas prácticas torticeras. Pero no es menos cierto que, en las tareas de predicción diaria y a corto plazo de los eventos meteorológicos y su gravedad, la labor que hacen es de un valor incalculable para prevenir situaciones de riesgo a las personas, y su porcentaje de errores es relativamente bajo.

Pero esos cretinos a los que me refería, al parecer no saben separar el grano de la paja, y han decidido que nada de lo que venga de la AEMET ha de ser tenido en cuenta, pues seguro que obedece a oscuros intereses de los globalistas que quieren imponer la Agenda 2030.

Es la única explicación que se me ocurre, para intentar comprender y justificar, siendo muy benévolo, que Carlos Mazón estuviera durante horas ignorando las alertas de la AEMET, y no avisara a la población de la catástrofe que se le venía encima; o incluso que escribiera un post en redes sociales, que tuvo que borrar, anunciando la remisión de la DANA precisamente para las horas en las que empezaba a ser más letal.

Solo en el marco de esa misma cretinez que ha costado tantas vidas, y que lleva a negar incluso la existencia de fenómenos climáticos extremos y la necesidad de estar preparados para afrontarlos, puede entenderse la decisión de suprimir la Unidad Valenciana de Emergencias, dependiente de un organismo que ha destinado casi un millón de euros a eventos taurinos.

built with btw btw logo